A veces se me olvida cuánto me gusta trabajar con las manos, sólo a veces...





viernes, 31 de octubre de 2014

La dama del velo





Año: 1984


SINOPSIS:

Gerard ha crecido en el pequeño y triste pueblo australiano de Meadows, obsesionado con dos misterios;  por un lado, su amor por Alice, la muchacha inglesa que asegura amarle con locura en sus cartas pero a la que nunca conseguido ver en persona. Por otro, el secreto que su madre mantiene sobre la familia que dejó atrás antes de llegar a Australia. Un secreto sobre una población que no aparece en ningún mapa, sobre muertes inexplicables, sobre una enigmática mujer escondida tras un velo... Gerard sabe que su destino le impulsará a averiguar la verdad al precio que sea. Y sabe también que la clave está en esas páginas amarillentas que  su madre quiere evitar que lea a toda costa, en esos cuentos de fantasmas que alguien escribió hace tanto tiempo...hasta que uno se hizo realidad.


Para octubre, la lectura elegida conjuntamente con Tana ha sido, puesto que hoy es la famosa noche de Halloween y la más terrorífica del año, la primera obra de John Harwood: "La dama del velo", ¿buena elección o no?

Unas historias más reales que otras se van enlazando -cuatro relatos fantasmagóricos intercalados a lo largo de la novela- hasta que, lo que en principio me parecía una narración poco atrayente sobre los antepasados de Gerard, va tomando un cariz bastante más interesante con asesinatos, apariciones, pueblos inexistentes, y mansiones misteriosas, algunas de ellas deshabitadas, ¿o sí lo están? Quién sabe...

Un rompecabezas que te va atrapando a medida que vas encajando todas las piezas y una lectura totalmente recomendable, si te gusta la novela gótica.


"Aún estaba arrodillado delante del cajón, absorto en la fotografía, cuando oí un silbido procedente de la puerta. Mi madre estaba en el umbral, con los puños apretados y el semblante furioso. El cabello alborotado y las pupilas a punto de salírsele de las órbitas. Durante un segundo largo y petrificado no se movió. Después avanzó hacia mí de un salto y empezó a pegarme, a pegarme, a pegarme, acompañando con gritos cada golpe, dado al azar, hasta que conseguí librarme y corrí llorando por el pasillo."



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